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lunes, 22 de febrero de 2010

EL ESCUDO DE ARMAS DE LA CIUDAD DE MONTERREY

Su origen se remonta al año de 1667 cuando don Nicolás de Azcárraga, caballero de la Orden de Santiago, gobernador y capitán general del Nuevo Reino de León, inició las gestiones para que se concediera un escudo de armas a la ciudad de Monterrey. Finalmente, mediante una cédula signada por la reina Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, facultaba al gobernador para aprobar el escudo que dicha ciudad eligiere. La Cédula Real que ordena la creación del escudo fue expedida el 9 de mayo de 1672.

Las características del escudo aprobado son las siguientes: Dentro de un marco oval en esmaltes naturales, aparece la escena de un árbol junto a un indio que está flechando al sol, que surge tras el Cerro de la Silla. Dos indios, ataviados de huipil y penacho, y armados de arco y flecha, sirven de soporte al conjunto, que aparece en un lienzo blanco recortado también en forma oval y cuyos extremos superiores caen hacia atrás. Seis banderas blancas le sirven de fondo, dispuestas tres a cada lado y caen sobre los trofeos militares, cañones, balas y tambores. Abajo tiene una banda de gules con la leyenda “Ciudad de Monterrey”; todo está timbrado con una corona condal, referencia al título nobiliario de don Gaspar de Zúñiga y Acevedo conde de Monterrey, noveno virrey de la Nueva España, en honor de quien lleva el nombre de la ciudad.

En el año de 1867 el Ayuntamiento de Monterrey había cambiado su nombre característico por el de Republicano Ayuntamiento de Monterrey, tras el triunfo de las fuerzas republicanas en contra del imperio de Maximiliano de Habsburgo. Años después, el 30 de octubre de 1899, el cabildo regiomontano mandó quitar la corona del escudo de armas, y en su lugar fue puesto el gorro frigio, por considerar que simbolizaba la libertad y la república.

El historiador Carlos Pérez Maldonado, el 8 de mayo de 1944, propuso al Ayuntamiento, representado por el ciudadano Constancio Villarreal, que corrigiera el Escudo de Armas de la ciudad de Monterrey, por traer graves errores como las banderas tricolores en lugar de blancas, el gorro frigio en lugar de la corona condal original, el nombre de República Mexicana en lugar de Ciudad de Monterrey.

Un cambió contemporáneo en el escudo fue la integración del lema de la ciudad. En la sesión de Cabildo del 12 de julio de 1989, el regidor Cruz Cantú Cantú propuso la creación del lema de Monterrey. El 16 de agosto del mismo año se tomó el acuerdo para que se publicara la convocatoria al público regiomontano; y el 29 de septiembre se declaró triunfador al profesor Samuel Rodríguez Hernández con el lema: “El Trabajo Templa el Espíritu”.

Finalmente, durante la administración municipal 2006-2009, el Cabildo regiomontano aprobó en sesión ordinaria el Reglamento del Escudo de Armas del municipio de Monterrey el 14 de noviembre de 2007, el cual protegerá su uso en las dependencias municipales. El reglamento, en su capítulo cuatro, refiere lo siguiente:
El escudo de armas debe tener las siguientes características:

  • I.- Un marco oval en esmaltes naturales, la escena de un árbol y junto a éste un indio flechando a un sol de gules, que surge tras el Cerro de la Silla;
  • II.- Aparecen también dos indios ataviados con huipil, penacho y armados de arco y flecha, que sirven de soporte al conjunto que aparece en un lienzo blanco, recortado, también en forma oval, y cuyos extremos superiores caen hacia atrás;
  • III.- Cuenta con seis banderas blancas al fondo, dispuestas tres a cada lado, cayendo sobre los trofeos militares cañones, balas y tambores;
  • IV.- En la parte de abajo tiene una banda de gules con la leyenda “Ciudad de Monterrey”; y
  • V.- Todo está timbrado con una corona condal.

jueves, 4 de febrero de 2010

EL PALACIO DEL OBISPADO DE MONTERREY


Situado en la Loma de Vera, el Palacio del Obispado es uno de los íconos arquitectónicos del noreste de México, y es además la construcción más antigua de la ciudad de Monterrey.

Hacia 1787 empieza a construir el Palacio del Obispado, o de nuestra señora de Guadalupe como también se le conoció, en la Loma de Vera localizada en ese entonces en las afueras de la ciudad al poniente de la misma. Esta construcción se proyectó sería la casa oficial del Obispo en turno.

En su edificación se utilizaron básicamente sillares muy grandes de extraordinaria calidad, procedentes de esta misma Loma. Según los documentos de la época, en tres años se terminó el obraje, con excepción de la cúpula que se concluyó hacia el año de 1797. Todo parece indicar que fue el propio obispo Verger quien se encargo del diseño del edificio, y que José Moriño Sotelo fuera el responsable de coordinar los trabajos que probablemente fueron realizados por canteros, talladores y otros magníficos artífices de origen tlaxcalteca, y su estilo corresponde al barroco europeo.

Tras el abandono del edificio por parte de la comunidad religiosa, el palacio, abandonado y falto de mantenimiento, fue utilizado como cuartel durante la época de la independencia, lo que provocó que se le agregaran cañones en 1816. El comandante realista Joaquín de Arredondo lo utilizó como base para combatir a las fuerzas insurgentes.

Durante la invasión norteamericana a Monterrey en 1846, los soldados mexicanos resistieron los embates de las brigadas del general John Worth, quien finalmente conquistó esta loma para la causa norteamericana el 22 de septiembre de ese año, dando pie así a la creación del lema popular que en ese tiempo cobró mucha fama: “quien controla el Obispado, controla la ciudad de Monterrey”.

Para agosto de 1888, fue declarado el edificio como propiedad federal instalándose así un hospital, en donde se atendió a los enfermos de fiebre amarilla durante la terrible epidemia que azotó a Monterrey a fines del siglo XIX e inicios del XX. En cuanto al terreno adyacente, éste fue enajenado por el gobierno estatal.

Durante el Porfiriato, las proximidades de la Loma del Obispado se convirtieron en un paseo público. Comenzaron entonces los planes para la rehabilitación del edificio. Sin embargo el estallido de la Revolución Mexicana, y su uso de sitio para la práctica de tiro al blanco por las fuerzas federales y los revolucionarios deterioraron más el inmueble. Aunado a ello, se instaló un cabaret en sus instalaciones durante los años siguientes promovido por las autoridades revolucionarias anticlericales.

Fue declarado monumento colonial el 8 de diciembre de 1932, pero estuvo varios años sin uso definido, hasta que se restauró en la década de 1950 con la intención de instalar ahí el Museo Regional de Historia de Nuevo León, el cual fue inaugurado el 20 de septiembre de 1956, labor que aun desempeña en beneficio de las familias regiomontanas.